Cuidados para el rostro y la piel en el verano
La exposición solar prolongada de la piel en verano, el calor y la falta de hidratación son algunas de las agresiones más comunes que sufre nuestra piel durante estas fechas. A estos factores se suma el aire acondicionado, el cloro de las piscinas, la sal del mar, la arena y el aire, que aumentan el deterioro cutáneo.
Para protegerse de tanta agresión, la piel, responde aumentando su barrera más externa (la capa córnea) y altera de este modo el buen funcionamiento de la capa hidrograsa que pierde su capacidad natural de retención de agua. Para protegerse, además, estimula los melanocitos. Las consecuencias son una piel cada vez más gruesa, pigmentada, con manchas, menos elástica, rugosa, apagada y deshidratada. Una piel fotoenvejecida. Por lo anterior no cabe duda que ahora es momento de REPARAR. La piel necesita una atención especial y más cuidado que nunca.
Una correcta limpieza y exfoliación son imprescindibles para que la piel esté a punto para una buena hidratación y reparación.
Para recuperar la piel en verano se pueden utilizar peelings químicos para limpiar en profundidad. Ácidos como el glicólico, el mandélico, el retinol o el retinoico, combinados con una buena hidratación, mascarillas humectantes y antioxidantes, recuperaran visiblemente la luminosidad, tersura y salud de la piel.
La piel en verano también agradecerá tratamientos con mascarillas nutritivas ideales para pieles normales a secas o tratamientos con ácidos para controlar el exceso de sebo.
Una vez la piel está limpia, suave y uniforme, está receptiva, a punto para la recuperación.
Existen tratamientos para cubrir las distintas necesidades de cada piel. La aplicación de vitaminas con principios activos como el ácido hialurónico a altas concentraciones, aminoácidos, vitaminas, agentes que ayudan a humectar, nutrir, aliviar, sanar, estabilizar y revitalizar. Según su formulación, pueden tener propiedades regeneradoras, hidratantes antiaging, etc.
Hay que elegir muy bien el tratamiento más adecuado para nuestra piel y esto no es tarea fácil.
Para elegir el tratamiento adecuado de la piel en verano hay que considerar el tipo de piel (fototipo), la edad, la existencia de alguna patología previa (cuperosis, eccemas, dermatitis, acné etc.). Lo primero, es seleccionar un buen centro en donde sea atendido por profesionales y ellos mismos realicen los tratamientos específicos.
Para una buena recuperación de la piel en verano, la hidratación debe ser intensa, siendo fundamental seleccionar productos de calidad a base de activos que favorezcan la retención de agua y reconstituyan el film hidrolipídico, para devolver así la elasticidad perdida.
Entre los múltiples activos que ofrece el mercado para tratar la piel en verano, se destacan los complejos formados por:
Ingredientes de alta capacidad emoliente e hidratante como ácido hialurónico no reticulado y mínimamente reticulado (clásico este último imprescindible siempre por su excelente eficacia demostrada en la retención de agua).
Vitaminas A, E o C complejos B potentes antioxidantes que estimulan la funcionalidad de las células y mejorar la calidad de la piel, regenerándola.
Colágeno, elastina, isoflavonas, mejoran la turgencia y la elasticidad de la piel.
Vaselina y Fitoesteroles: protegen a la piel de la evaporación del agua al formar una barrera protectora que evita la pérdida de los factores humectantes naturales.
Principios activos derivados del Aloe Vera, extracto de tilo, de coral, agentes descongestivos que disminuyen los signos de la piel enrojecida.
Caléndula y manzanilla: aportan una sensación de frescura.
Recomendamos, todo el año, el uso de cremas hidratantes que contengan filtros solares para las zonas fotoexpuestas, como rostro, cuello y escote. Los rayos UVA, con incidencia constante también en invierno, son los más dañinos y tienen un efecto acumulativo. Por otro lado, los rayos UVB están presentes pero menos que en el verano. Por eso, los factores de protección deben ser como mínimo de FPS 15, ya que ayudan a prevenir el fotoenvejecimiento de la piel y la presencia de lesiones pre-malignas.
Una vez la piel esté bien hidratada y haya recuperado su aspecto, más suave y confortable, es el momento de atacar otros problemas de la piel.
En caso de manchas y arrugas, se realizarán tratamientos específicos siempre indicados por un especialista como cirujano plástico o dermatologo, como la aplicación de cremas despigmentates domiciliarias conjuntamente con protocolos de Luz pulsada intensa.
En pieles con arrugas estáticas del tercio superior, como ser a nivel frontal, entrecejo y periorbiculares realizar tratamiento con toxina botulínica, con el fin de atenuarlas sin anular expresiones ni paralizar gestos. En el caso del tercio medio, signos como el descolgamiento del ovalo facial y flaccidez en general, arrugas profundas, surcos marcados (nasogeniano o código de barras, o líneas de marioneta) recomendamos tratar la piel en verano con la reposición de volumen con distintas densidades de ácido hialurónico reticulado y con el empleo de una nueva técnica de aplicación con cánulas romas que evita morados y dolor. La aplicación de estas sustancias, siempre bajo prescripción y control del dermatólogo, dan un aspecto fresco de rostro rejuvenecido y muy natural ya que trabajan sobre las capas superficiales de la piel atenuando las arrugas y líneas de expresión, alisando la tez y aportando luminosidad así como en surcos y arrugas profundas. En casos de telangiectasias, las antiestéticas arañas vasculares, lo ideal son los tratamientos con laser vascular.
El contorno de los labios es otra zona excepcionalmente delgada y sensible. Las actividades del verano pueden dejar como saldo, grietas, descamación e incluso pequeñas arrugas alrededor. Atención especial a esta zona tan sensual y delicada. Podemos realizar perfilados para restaurar la forma con ácido hialurónico de baja densidad, o bien en un labio fino y retraído dar volumen, siempre de manera muy discreta y respetando la armonía estética y el buen gusto.